En el inicio de la campaña fina, un tema que se alertó fue la demora del cierre de los contratos de arrendamiento. Concluido el mes de junio, llega el momento de hacer un balance sobre los números que acordaron propietarios y productores rurales.
«Lo que vemos es que en la zona núcleo se han cerrado precios entre los 12 y 14 quintales», afirma a Infocampo Cristian Beláustegui, presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales. Esto significó unos 2 o 3 qq en relación al año pasado, un 15% menos. Más allá de la baja, el titular de Cair describe que el cambio más sustancial se da en las formas de pago.
Además de arreglar un menor pago al contado, algunos arrendatarios acordaron cuotas y muchos otros pagan a cosecha. «En algunos casos, los propietarios están cobrando el 80% del alquiler a fin de campaña y eso genera un cambio importante porque viven al día y están retrasando sus ingresos», agrega.
Aquellas zonas con buenos rindes pudieron resolver los contratos. Sin embargo, Beláustegui advierte que resultaron seriamente castigadas las zonas con rindes por debajo del promedio y alejadas de los puertos, lo que afecta de sobremanera al pre- supuesto.
«El problema se da con las que han quedado afuera de esa línea de 400 kilómetros de los puertos. En este caso los números son inferiores y hay mucho convenio de que primero cobra el arrendatario y después si queda algo cobra el propietario. Y en zonas más distantes hacen que se tome a porcentaje», explica. A nivel nacional, cree que hay una caída de los contratos agrícolas de entre un 10 y un 15%.
Beláustegui observa que hay un re- planteamiento en el negocio, con muchos campos que directamente han salido de la agricultura y pasaron a la ganadería: «Son negocios de arrendamiento a mediano y largo plazo, de 3 a 5 años, y tienen otros parámetros. Los pagos son por kilo de novillo y en pagos trimestrales».
El contexto no es del todo favorable, con un mercado inmobiliario que es uno de los principales rubros afectados de la economía nacional. A través de sus distintos informes semestrales, Cair viene advirtiendo una baja sostenida desde en los últimos dos años.
¿Cómo hacerle frente? «En el campo hay mucho de volver a apostar, primero porque los ciclos se repiten y no se conciben años en los que no haya una explotación. De una forma u otra vuelven a trabajarse. Lo que nosotros vemos es que hay un cambio de paradigma en el negocio agrícola con estos valores. Hoy vuelven a replantearse los costos, los ingresos y las proyecciones de ingreso. Además, este año es un año bisagra y la gente está sembrando en un contexto muy negativo, pero va a cosechar con un Gobierno nuevo, con una expectativa que no está definida», dice.
Por Agustín Monguillot, Semanario Infocampo
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