Cada año los productores se enfrentan a desafíos diferentes. Incrementos en costos, nuevos precios de venta, cambios en insumos, mercados más exigentes, medidas del gobierno para el sector y perspectivas climáticas entre otros factores representan un mix de variables que se deben analizar para proyectar la siembra y tener una aproximación de cómo serán los rindes. Pero claro está, difícil es trazar un panorama sobre lo que se aproxima cuando el cambio constante es lo único seguro.

El campo debe retomar el empuje que lo ha convertido en uno de los sectores más dinámicos y empezar a analizar productos y gestiones que lo lleven a defender la rentabilidad, y la subsistencia. En un contexto que no es demasiado alentador, la clave está en cuidar lo propio, y cuidarlo bien. “La clave es cuando, cómo, dónde y que usamos. Qué productos cuidan, nutren y fortalecen los cultivos para enfrentar condiciones cada vez más complejas y adversas, y conseguir más rendimientos y más nutrientes. No es poco el desafío, y más cuidando la rentabilidad” dice Juan Francisco Dillon, Gerente de Operaciones de la firma Nitrasoil.

Panorama para los cultivos: La soja sigue dominando la actividad a costa de su precio,  si bien la holgadez de sus valores y rentabilidad quedó como buen recuerdo. La economía obliga a tomar otras decisiones.

La biotecnología puede tener respuestas. Para mejorar sus resultados, la utilización de fórmulas con Bacillus subtilis, -una bacteria que tiene la capacidad de inducir en la planta una respuesta defensiva contra el ataque de patógenos, además de sintetizar compuestos antifúngicos y antibacterianos- representa una novedad que promete eficiencia en su utilización. Emilia Monteleone, Microbióloga Responsable del Área de Investigación y Desarrollo de Nitrasoil, afirma que se observa en las investigaciones y ensayos realizados incrementos de rendimiento del cultivo debido al efecto sinérgico que ésta bacteria tiene cuando se la inocula junto otras fijadoras de nitrógeno (Bradyrhizobium japonicum) o promotores de crecimiento como Azospirillum.

En cuanto a cultivos como el maíz y el trigo, si bien la práctica de la inoculación aún no es generalizada entre los productores, señalaron que se están detectando nuevos criterios de conveniencia y se aproxima un cambio de paradigma, una tendencia a la utilización de promotores de crecimiento, y fungicidas biológicos, también para estos dos cultivos, en forma masiva dada la optima relación entre costos y múltiples beneficios.

En lo que respecta a forrajeras, se vislumbra la incorporación de nuevas tecnologías de inoculación previa a la siembra, más allá de la habitualidad del productor de utilizar semillas peleteadas. Pese a que todavía el grueso del campo no se acostumbre a la inoculación previa a la siembra, defienden los beneficios de sus formulaciones líquidas para la línea de forrajeras, porque confían en una tendencia creciente en el corto plazo a su incorporación entre los productores.

En maní, la venta de productos para tratarlo creció exponencialmente en los últimos años y prevén continúe incrementándose. 

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